Crisis

En Chino, el concepto de "crisis" se representa con dos palabras; el significado de una es "peligro" y el de la otra, "oportunidad".
Esto nos puede ayudar a enfrentarnos a un prejuicio fuertemente arraigado: cuando alguien pronuncia esta palabra, todos tendemos a reaccionar pensando en algo negativo, peligroso.
Sin embargo, no nos damos cuenta de que, pensando en nuestra vida, los mayores aprendizajes los realizamos enfrentándonos a crisis.
Pensemos en "crisis" como "oportunidad". Nos ayudará a salir adelante fortalecidos.

Mucho pío, pío...

Andaba dándole vueltas y buscando contenido para escribir este artículo, cuando topé con este otro, que si no expresa lo que yo pretendo decir, sí que contiene bastantes ideas que encontrar si leemos entre líneas.

Reproduzco el artículo completo a continuación: 

"¡Pío, Pío, todo lo tengo que hacer yo!

¿Cuántos de vosotros habéis tenido que soportar a un pío pío?
¿Cuántas veces os han aburrido con su interminable lista de toooodo lo que tienen que hacer todos los días, como si sólo fueran ellos los que siempre tienen que hacerlo todo?. 

Un pío pío es una de esas personas que inevitablemente tenemos que padecer con algo más que simple paciencia, porque se requiere un cierto control para no decirles cuatro cosas (y es que no merece la pena estar discutiendo todo el santo día por tonterías ajenas). Estas personas cada vez que hacen algo, lo tienen que hacer público inmediatamente, para que todos veamos lo trabajadores, comprometidos y sufridos que son ellos. Ellos lo hacen todo, a ellos les toca asumir responsabilidades que no les corresponden y claro, fíjate tú si no estuvieran ellos para salvar la empresa en la que trabajan y hacer el trabajo de todos los que se han bajado a tomar el café, o tener que hacerlo todo, aunque lo único que hagan sea poner una lavadora cada cinco días, o solucionar los problemas de sus amigos… en fin, que el mundo sin estas personas sería una ruina, porque solo trabajan ellas y los demás nos tocamos… 

La realidad es que mucho pío pío, pero todos sabemos que en eso queda, en piar mucho lo poco que hacen, porque al menos por las personas que yo conozco, estas están deseosas de a la mínima sacar la lista de todo lo que han hecho hoy y lo que aún les queda, siempre quejándose de que lo tienen que hacer todo, que no se han sentado todavía, que si mira fulanito que no me echa una mano para nada en esto, que si no fuera por mi… en fin que pío, pío y pío y por ahí se les va la fuerza, por el piquito de oro.

Decía Jesús “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. Sé humilde, discreto y no exhibas ni te jactes continuamente de lo que haces, porque seguramente a quién se lo cuentas haya hecho a esas horas mucho más que tú y no te ha dicho nada. No pensemos continuamente que solo nosotros tenemos cosas que hacer, porque todo el mundo hace cosas y no lo pían.

Mientras tanto, demos gracias al cielo por la inestimable aportación del pío pío al mundo que nos rodea, y, como ellos harán nuestras tareas... ¡Tomémonos un café!."


Artículo original firmado por Ratman, publicado en el blog:   



Bien vale esta imagen para expresar mi asombro.

¿Es una carrera contrarreloj esto de "twitter"?, ¡cuánto ruido y cuánta palabrería, anuncios y mensajes huecos!
Ahora que me encuentro de vacaciones en mi pueblo natal y llevo pasando varios días en el campo, sin cobertura, sin WiFi y sin más "interferencias", me doy cuenta de lo saludable de ello. Podemos vivir "desconectados", gracias a Dios.

Recuperar las tertulias en la plaza por la noche, los paseos, la quietud del campo, las incomodidades (¿?) de no tener luz para la tele (gloria bendita)...

De vuelta a "la Red", me asomo de nuevo a Twitter y la primera impresión, la primera, es ¡cuánto "Pío, Pío"! ¿Esto es una competición, una carrera contrarreloj, un escaparate o qué es?


Lo que yo quiero encontrar es un foro, un lugar de encuentro donde intercambiar conocimientos y distintos puntos de vista. Una oportunidad para cohabitar tanto con foráneos como con lugareños...


¡Vaya, no me he dado cuenta y resulta que es como la Plaza del pueblo!

'La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda'


'La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda'.Gabriel García Márquez

Y viviendo la vida que uno quiere vivir, descubres cómo quieres vivirla, la aprendes y la disfrutas, para así luego poder recordarla.


Me gustas cuando callas...




Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Pablo Neruda

Sevilla

Time-lapse de Sevilla para disfrutar...


Ha aparecido estos días por la red un vídeo llamado Sweet Spain que está gustando especialmente, sobretodo en ciudades como Sevilla y, en menor medida, Madrid o Málaga, pues son las verdaderas protagonistas. En este vídeo podemos ver la preciosa capital andaluza desde una perspectiva muy particular y, ya en la segunda mitad del vídeo, también algunos fragmentos de Madrid o la sierra malagueña.

El vídeo es para disfrutarlo a pantalla completa y con la calidad al máximo, pues muestra unas imágenes de una gran belleza y seguro que acaba enamorándote, como a tantos otros.



¿Ni un solo día? (Deprimiendo a conciencia)


Todos, en alguna ocasión, hemos dicho o hecho algo que despierta la tristeza en el otro. Y no me refiero a herirlo atravesándolo con palabras punzantes o malintencionadas, no. Esto no tiene ninguna gracia, es fácil y previsible. Me refiero a algo mucho más refinado, y que para colmo de males, ni siquiera planeamos.

Y digo yo, que siendo una estrategia tan efectiva, vale la pena que pongamos interés en aprenderla bien y en ejecutarla mejor, porque puedo asegurar que el resultado no es bueno, sino óptimo. Y es que, si hemos de deprimir al prójimo, hagámoslo como Dios manda. A conciencia. Sabiendo qué teclas tocar para que suene la música que queremos oír, o aún mejor, dejar de escuchar. Y es que esta técnica tiene un plus de excelencia que consiste en acallar los lamentos del deprimido, ya que la herida crece hacia dentro, sin riesgos de fuga, y por tanto, regalándonos su silencio.

¿Qué más se puede pedir? Noqueamos al otro sin ensuciarnos las manos.

Instrucciones de uso para un perfecto resultado: Buscamos un sujeto que se preste. El desdichado puede ser un hijo, una esposa, un padre, un amante, nuestro marido... Todos son excelentes candidatos.

Una vez elegido el blanco, sólo debemos esperar la ocasión y frustrarlo. Para garantizarnos el éxito, es recomendable ilusionarlo con algo, encender la llama de la posibilidad, y alimentar la espera. Ya sabéis, mensajes motivadores del tipo “Quizás” “Puede” “Ya veremos”. Cuando el sujeto casi sienta que lo tiene, que lo que sea que desea va a ocurrir, entonces…¡Zas! ¡Ésa es la nuestra! Le soltamos un buen gancho directo a las entrañas. No le permitimos. Le negamos.

La clave está en atinar con algo suficientemente cortante como para segarle el derecho a réplica. Debe ser algo culposo pero sin parecerlo. Esto se logra disfrazándolo de bondad infinita, de un acto generoso irrechazable. Mejor si lo acompañáis de expresiones célebres, que suelen dar excelente resultado:

“Lo hago por tu bien” “Sabes que lo hago por ti, porque me importas” “¿Pero aún estás enfadado conmigo? Anda, dame un abrazo, que yo te perdono” “No sabes cuánto sufro viéndote así. No me hagas esto” “¿Acaso no ves que no soporto que te enfades conmigo? “ “Me duele que me trates así…”

Habría otras muchas frases estupendas, pero lo dejo para vuestra investigación y disfrute.

Y estocada mortal. ¿Quién se atreve a arremeter contra alguien que "no lo ha hecho queriendo" o lo ha hecho "con la mejor voluntad", y además “en nombre del amor y por nuestro bien”?

Recordad: deprimir a alguien es muy fácil; basta con decirle algo que encienda la llama de su rabia, y rápidamente cerrar cualquier vía de escape para que no pueda descargarla. Será aquí donde precisaréis de las frases anteriormente citadas, eso sí, acompañadlas de un gesto cálido, amable…y sufriente, a poder ser. Esto último les crea una sensación de culpa de dimensiones estratosféricas. Veréis que hasta su cuerpo se doblega. Señal inequívoca de vuestro éxito. ¡Enhorabuena! Habréis logrado que se sienta un saco de arena y merecedor de tan honorable condición.

Y si sois principiantes, no desfallezcáis, seguid practicando y lograréis el éxtasis: La languidez paulatina del desdichado. Habréis alcanzado el máximo nivel, la Maestría…


Tomo prestada, dándole gracias, una reflexión de la psicóloga Mayte Leal, que podéis seguir en
http://convientofavorable.blogspot.com/

Funfair

Funfair

“Life is not a funfair, but a warfare”.

La vida, nuestra vida, no es un parque de atracciones, sino una batalla, una guerra…

Y, además, no aprendemos de nuestros errores.

Pleasantville o La Felicidad Contagiosa

Rodearse de amigos felices aumenta las probabilidades de sentirse satisfechos

En la película 'Pleasantville', también se contagiaba la felicidad

En la película 'Pleasantville', también se contagiaba la felicidad (Foto: AP | Ralph Nelson)
R
¿Quién no se ha sentido alguna vez contagiado por la felicidad de un amigo, un padre, un hermano? ¿Quién no se alegra por el júbilo ajeno? ¿Y no parece acaso que las penas vienen todas juntas entre conocidos y allegados? 

Un estudio que combina la epidemiología y la sociología sugiere que la felicidad es contagiosa, y que las personas con amigos dichosos son más proclives a sentir la felicidad en sus propias carnes.

Para darle base científica a una idea que muchos ya mascaban, investigadores de las universidades de California y San Diego (ambas en EEUU), han utilizado los datos de una de las investigaciones más famosas de la historia de la medicina, el estudio Framingham. Desde 1948, 5.209 ciudadanos de la localidad estadounidense del mismo nombre (y ahora, además, sus hijos y nietos) se someten periódicamente a estudios y análisis para conocer su estado de salud.

Sus conclusiones se han publicado en la revista 'British Medical Journal' (BMJ) y pueden tener implicaciones sanitarias: "Lo más importante es el reconocimiento de que las personas son seres sociales y el bienestar y la salud de un individuo afecta a la de quienes le rodean".

Los autores seleccionaron a 5.124 individuos (a los que se denominó 'egos') y a varios de sus conocidos ('alter'): padres, hermanos, pareja, hijos, vecinos, compañeros de trabajo, amigos (y también amigos de amigos). En total, más de 12.000 individuos que estaban conectados entre sí de alguna manera en la localidad de Framingham entre los años 1971 y 2003, y que constituían entre ellos alrededor de 53.200 vínculos sociales.

Amistades positivas


Para definir la 'felicidad', James Fowler y Nicholas Christakis utilizaron una escala de valores, en la que los participantes tenían que responder a varias cuestiones sobre sus sentimientos en las últimas semanas: "Me siento esperanzado con el futuro", "me siento feliz", "disfruto de la vida", "siento que soy tan bueno como otras personas"... Como muchos de los 'alter' también estaban incluidos en el estudio Framingham no fue difícil obtener sus sensaciones y establecer cómo se distribuía este sentimiento a través de las redes sociales.

Sus análisis demostraron que las personas felices suelen estar vinculadas entre sí (lo mismo que las desdichadas). Una persona tiene un 15% más de probabilidades de sentirse ufana si está conectada con un 'alter' feliz; aunque a medida que la relación se va distanciando (amigos de amigos, vecinos, compañeros de trabajo...) estos porcentajes se van reduciendo al 9,8% o incluso al 5,6% en el caso de conocidos de 'tercera línea' (amigos de amigos de amigos, por ejemplo).

Además, se atreven a decir que hay individuos que viven en el centro mismo de la dicha, mientras que las personas que ocupan la periferia de las relaciones sociales se sienten menos satisfechas. Así, los individuos que son el centro de muchas relaciones tienen más probabilidades de seguir siendo felices en el futuro.

La investigación subraya que la felicidad de cada 'alter' influye directamente en las emociones del 'ego': tener amigos alegres incrementa un 9% las probabilidades de ser feliz en el futuro o convivir con una pareja dichosa equivale a un 8% de felicidad; y, al contrario, rodearse de pesimistas reduce un 7% las emociones positivas.

Los autores, además, sugieren que en el contagio de la felicidad las distancias cuentan. Por ejemplo, vivir a menos de 1,6 kilómetros de distancia de un hermano optimista aumenta un 14% la dosis de felicidad personal, mientras que si residen más alejados, los sentimientos fraternales no parecen tener efecto. Si quien vive a menos de 0,8 kilómetros es un amigo, su dicha incrementa un 42% las probabilidades de felicidad del 'ego'.

Este análisis de la transmisión de sentimientos señala también que las personas del mismo sexo se contagian la felicidad con más facilidad que los contrarios. Quizás por eso, sugieren, el bienestar de amigos o vecinos puede influir más que el de la pareja (en la muestra eran todas heterosexuales).

Influye en la salud.

Como ellos mismos subrayan, la felicidad está relacionada con factores tan diversos como la calidad de vida, la satisfacción en el trabajo, las buenas relaciones sociales y familiares... "Y como tal, no es extraño que se vea mermada cuando alguien está enfermo o que la depresión y la ansiedad influyan negativamente en algunas patologías".

En un comentario que publica en la misma revista Andrew Steptoe, de la Fundación Británica del Corazón, reconoce que, a pesar de las pegas metodológicas que se le puedan poner, "el trabajo desata la intrigante hipótesis de que algunos condicionantes psicosociales se pueden transmitir a través de las conexiones sociales. Y esto tiene importantes implicaciones para el diseño de intervenciones eficaces".

Steptoe recuerda que hasta la fecha se ha demostrado que los individuos más felices tienen niveles más bajos de cortisol durante todo el día (relacionado con menos estrés o ansiedad), una respuesta inflamatoria atenuada y una mejor salud cardiovascular.


María Valerio http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/12/04/neurociencia/1228418394.html?a=2695edf3af4ad64528fb9c4e7442a1d8&t=1228472042