¿Y tú qué eres?




¿Acaso sólo somos madres, o sólo esposas, o sólo hijas, o sólo hermanas…?

A veces ocurre que practicamos con tanta dedicación un solo rol, que acabamos olvidando la existencia necesaria del resto de roles que conforman nuestra identidad como personas.

Entonces, ¿qué ocurre cuando renunciamos a nuestra identidad, matando de un plumazo a nuestros otros roles? ¿Acaso esperamos que no tenga consecuencias? ¿Y por qué elegimos el rol que elegimos? ¿Nos sentimos más seguros y cómodos en ese rol que en cualquier otro? ¿Y eso por qué? ¿De quién lo aprendimos? ¿Qué nos condujo a él? ¿Qué pasaría si lo abandonáramos?

Muchas preguntas CON respuesta. Porque todo tiene una razón de ser…






Tomo prestada, de nuevo, parte de una reflexión de la psicóloga Mayte Leal, que podéis seguir en





Moldeando nuestra vida


Todos los acontecimientos externos, los impuestos desde fuera, las cosas no deseadas, ni queridas, ni previstas, van moldeando nuestra vida tanto o más que nuestra propia voluntad.
No somos libres para decidir lo que vamos a ser, ni cómo vamos a ser. Nos van haciendo.

"No somos siempre el autor de nuestra propia vida".
Paul Ricoeur

Escribir


Para rellenar los agujeros y carencias del alma.

Inseguro como todos,
necesitado como espejo y razón de ser,
buscando hacia "afuera" para no perderse en el "adentro".

Siempre hallarás lo que buscas, tengas o no consciencia de que lo estás buscando.

Capas


¿Recordáis aquel diálogo entre burro y Shrek de la primera película?


SHREK - Para tu información, los ogros somos muy diferentes a lo que creen.

BURRO - ¿Ejemplo?

SHREK - ¿Ejemplo? De cuerdo…ah…los ogros son como cebollas.

BURRO - ¿Apestan?

SHREK - ¡Sí! ¡No!

BURRO - ¿¡O te hacen llorar!?

SHREK - ¡No!

BURRO - Ya sé, si los dejas al sol, ¿se ponen cafés y les salen pelitos blancos?

SHREK - ¡No! ¡Capas! ¡Las cebollas tienen capas! ¡Los ogros tienen capas! ¡Las cebollas las tienen! ¿Entiendes? ¡Ambos tenemos capas!

BURRO - ¡Oh! ¡Ambos tienen capas! Pero no a todos les gustan las cebollas. ¡Pasteles! ¡A todos les gusta el pastel! ¡Y los hacen con capas!

SHREK - ¡A mí me vale…lo que le guste a todos! ¡Los ogros no son pasteles!

BURRO - Qué tal un helado napolitano; tiene capas de sabores. A todos les gusta. No conozco a nadie que no le encante el helado napolitano.

SHREK - ¡No! ¡Ya cállate irritante minibestia de carga! Los ogros son igual que las cebollas
¡Y se acabó! ¡Hasta la vista! ¡Ay te ves!



Pues eso, algunos somos como cebollas, con capas.


Maurice Tillet: Shrek (Tributo)

Poca gente lo sabe porque nunca llegó a reconocerse oficialmente, pero de todos es sabido que el famoso personaje de ficción, Shrek, está basado en la figura física de Maurice Tillet. Un actor que, por desgracias físicas, nunca consiguió un papel cinematográfico, pero que daba el perfil perfecto de bonachón, corriente y solitario como para representar al personaje.

Dreamworks, producta de Shrek, nunca reconoció que Maurice Tillet había servido de inspiración para el personaje. Maurice fue realmente un luchador profesional francés conocido como el Ángel Francés, líder de taquilla a principios de la década de 1940, y se proclamó campeón mundial de los pesos pesados por la American Wrestling Association, dirigida por Paul Bowser en Boston. Su movimiento final siempre era el “bear hug” (el abrazo del oso). Hablaba catorce idiomas y fue también poeta y actor.
Fuente: soygik.com
No es no, y hay una sola manera de decirlo. 

No.

Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.

"No" se dice de una sola manera.

Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto.

No.


Se dice una sola vez, No.

Con la misma entonación, No.

Como un disco rayado, No.

Un no que necesita de una larga caminata u una reflexión en el jardín, no es No.

Un no que no necesita explicaciones y justificaciones.

No, tiene la brevedad de un segundo.

Es un no, para el otro porque ya fue para uno mismo.

"No" es No, aquí y muy lejos de aquí.

"No", no deja las puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba.

"No", es el último acto de dignidad.

"No", es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.

"No", no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos, ni con pena y menos aún con satisfacción.

"No", es No, porque No.

Cuando el no es No, se mira a los ojos y el no se descuelga naturalmente de los labios.

La voz del No no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna.

Ese No no es una negación del pasado, es una corrección del futuro. Y sólo quien sabe decir No puede decir Sí.


Hugo Finkelstein.

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