¿Y tú qué eres?




¿Acaso sólo somos madres, o sólo esposas, o sólo hijas, o sólo hermanas…?

A veces ocurre que practicamos con tanta dedicación un solo rol, que acabamos olvidando la existencia necesaria del resto de roles que conforman nuestra identidad como personas.

Entonces, ¿qué ocurre cuando renunciamos a nuestra identidad, matando de un plumazo a nuestros otros roles? ¿Acaso esperamos que no tenga consecuencias? ¿Y por qué elegimos el rol que elegimos? ¿Nos sentimos más seguros y cómodos en ese rol que en cualquier otro? ¿Y eso por qué? ¿De quién lo aprendimos? ¿Qué nos condujo a él? ¿Qué pasaría si lo abandonáramos?

Muchas preguntas CON respuesta. Porque todo tiene una razón de ser…






Tomo prestada, de nuevo, parte de una reflexión de la psicóloga Mayte Leal, que podéis seguir en





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