Amar, perder, reconstruir (4)



Con más libertad, con menos tiempo, y con mayor diversidad que generaciones precedentes hoy vivimos nuestras relaciones con nuevos desafíos y contradicciones, con oportunidades y complicaciones que hacen de este tipo de vinculamiento un aspecto central de la vida de una gran mayoría de personas alrededor del mundo.

Básicamente en una relación de pareja se establece un lazo afectivo entre dos personas en el cual existe un profundo y distinguible sentimiento de exclusividad. Este sentimiento de exclusividad se experimenta normalmente como placentero y acompañado de una representación mental en el que nos reconocemos a nosotros mismos como un ser humano especial y único para el otro en la relación.

La búsqueda de un compañero afectivo es parte de nuestro comportamiento innato y, en este sentido, no sólo tiene importancia en la biología de la reproducción. La psicología moderna ha encontrado suficiente evidencia que demuestra que las personas que tiene pareja son más sanas, viven más años y en mejores condiciones que aquellos que viven solos.

El vivir en pareja conlleva un sentido psicológico muy profundo relacionado con la identidad personal y la satisfacción de necesidades de filiación, permite ampliar los límites de la conciencia y enriquecer y expandir nuestro mundo afectivo. La pareja es un referente emocional único que aporta a la identidad de las personas y al sentido de continuidad existencial en cada uno de nosotros. La necesidad de vincularnos afectivamente como adultos tiene una estrecha relación con nuestra tendencia de vinculamiento al inicio de nuestras vidas.

Psicológicamente hablando, una relación de pareja provee de un espacio de desarrollo personal insustituible dada la intensidad y la calidad de las emociones que en ella se desencadenan. De hecho, cuando iniciamos o terminamos una relación surge en nosotros una diversidad de tonos emocionales tanto agradables como desagradables que no se sienten bajo ninguna otra circunstancia existencial.

Las tonalidades emotivas que se puedan experimentar dependen de cuáles son las necesidades, las motivaciones y las expectativas que ponemos en la relación. Por lo general, las personas pueden estar en búsqueda de seguridad, de confirmación, de protección o simplemente de cariño, o tal vez la combinación de algunas de estas. En definitiva, lo más importante en una relación es el modo en que nos sentimos y nos vemos a nosotros mismos en ella. Es decir, más allá de quien sea la persona con la que estamos, es el modo en cómo nos sentimos con ella lo que define la relación, su calidad y su duración.





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